Predicado el domingo 7 de diciembre de 2014.

Lucas 1:46-55

Entonces dijo María:

—Mi alma glorifica al Señor, 
    y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, 
porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva. 
Desde ahora me llamarán *dichosa todas las generaciones, 
    porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. 
    ¡Santo es su nombre! 
De generación en generación 
    se extiende su misericordia a los que le temen. 
Hizo proezas con su brazo; 
    desbarató las intrigas de los soberbios. 
De sus tronos derrocó a los poderosos, 
    mientras que ha exaltado a los humildes. 
A los hambrientos los colmó de bienes, 
    y a los ricos los despidió con las manos vacías. 
Acudió en ayuda de su siervo Israel 
    y, cumpliendo su promesa a nuestros padres, 
mostró su misericordia a Abraham 
    y a su descendencia para siempre.